Como diseñadores somos conscientes de que cada decisión que tomamos para nuestros proyectos de diseño, repercuten en la huella ecológica de cada creación, ya sea desde el tipo de proceso de fabricación hasta los materiales utilizados. Es precisamente por esta razón, que surge la inquietud de querer contribuir en la optimización de los recursos disponibles en el mercado local. Apostando así a la disminución de los desechos de lana en la cadena productiva lanera nacional. Tomando esta premisa como punto de partida, y teniendo conocimientos previos de los desechos en la cadena productiva del top de lana es que surge el primer contacto con la Central Lanera Uruguaya. Luego de un reconocimiento de la planta de Piedra Alta se pudo profundizar nuestra noción del estado de situación de estos desechos y de la preocupación de la propia empresa para con los mismos. Existen tres tipos de desechos: Blousse, Bajo Carda Batida y Semilla. Estos tres son obtenidos en momentos distintos del proceso de peinaduría de la lana y hasta el momento se exportan al exterior cuando existe la demanda. Cuando no existe la demanda de los mismos simplemente se almacenan en galpones. Con el fin de crear un material con lo anteriormente mencionado, se estudiaron diferentes métodos de aglomerado, optándose por la rama de los bioplásticos, específicamente los derivados del almidón. Se opta por el bio-plástico por sus altos beneficios para con el medio ambiente, y su respuesta a las nuevas necesidades de solución a problemas ambientales y sociales. Por consiguiente se obtuvo BIOlana, un material sustentable y biodegradable realizado a base de almidón y desechos de lana.