El cronotipo se expresa en cada persona a través de diversas manifestaciones, pero es posible identificarlo en la elección por determinado horario temporal (Silva, Estevan y Tassino, 2020), ya sea con una inclinación por la matutinidad o bien por la vespertinidad (Adan et al., 2012). Este estudio recogió el cronotipo de la población uruguaya e indagó en las relaciones que establece con el género y la edad de esta población. Los participantes respondieron el cuestionario de Matutinidad-Vespertinidad (Horne y Östberg, 1976, adaptación al español de Adan y Almirall, 1990) autoadministrado con 19 ítems con respuestas de tipo Likert. Participaron 285 uruguayos de 15 a 60 años (M=33,12, DE=11,26). Se identificaron tres grupos por cronotipo: 69 matutinos (M=61; V= 8; edad: M= 37,20, DE=10,61), 81 vespertinos (M= 56; V= 22; O=3; edad: M=32,3, DE=11,23), 135 intermedios (M=102; V=32; O=1; edad: M=31,50, DE=11,11). Los resultados son consistentes con la literatura sobre las relaciones entre edad y el cronotipo que señala que las personas con cronotipo matutino se ubican en un rango de edad mayor, a diferencia de las vespertinas que se inclinan a menores rangos de edad (adolescentes y adultos jóvenes) (Druiven et al., 2021). La distribución etaria entre las submuestras no permiten sacar conclusiones sobre la doble interacción género-cronotipo. Sin embargo, los resultados contradicen los hallazgos de Randler y Engelke (2019) puesto que las mujeres vespertinas lo son de modo más intenso que sus contrapartes masculinos.