Los parásitos helmintos co-evolucionaron con el sistema inmune de los organismos a los que infectan, desarrollando mecanismos de inhibición de dicho sistema, para sobrevivir. Nuestro grupo estudia el modelo de la larva del cestodo Echinococcus granulosus. Nos interesa entender cómo el parásito establece infecciones crónicas altamente exitosas, creciendo hasta varios cm de diámetro sin que el sistema inmune reaccione en forma acorde. En este proyecto evaluamos la interacción del parásito con células clave en el inicio y regulación de la respuesta inmune: los macrófagos. Estas células, altamente plásticas, pueden dar un abanico amplio de respuestas de acuerdo a las señales que reciben: desde una respuesta inflamatoria y microbicida, que tiene como fin la eliminación del agente infeccioso, a una anti-inflamatoria, que tiene como fin el apagado de la inflamación y la reparación de los tejidos. Para estudiar los efectos del parásito sobre estas células utilizamos dos modelos en ratón: la infección experimental crónica, y la inyección de los ratones con los principales componentes que el parásito expone para la interacción con las células (los componentes de su cubierta externa, la capa laminar). Observamos que en ambos modelos se genera localmente un ambiente inmunosuprimido. Los macrófagos muestran características supresoras, y de hecho inhiben la respuesta de células altamente eficientes en el combate a los agentes infecciosos, como son los linfocitos T. Además, observamos la expansión de una población de linfocitos T inihibores de la respuesta inmune, los linfocitos T reguladores. Los resultados indican que la capa laminar del parásito contribuiría en forma significativa a la inducción de todos estos efectos. La comprensión de los mecanimos por los cuales el parásito controla la inflamación será útil para aplicar dicho conocimiento al control de la inflamación asociada a otras patologías como el asma alérgico o enfermedades autoinmunes.