El Uruguay en 1985 era uno de los pocos países del mundo que no tenía relaciones con la República Popular China (RPC). Tras casi tres años de gestión diplomática, el 3 de febrero de 1988, la reconocía oficialmente como la única China y establecía relaciones diplomáticas con ella. Dicho reconocimiento fue el resultado de una serie de procesos políticos complejos, de carácter interno y externo.Este trabajo pretende reconstruir el laborioso camino por el cual se van, primero, creando las condiciones para construir un diálogo sustantivo con la RPC y, posteriormente, se generan las decisiones que conducen a un cambio trascendente en el posicionamiento del país en el ámbito internacional. Este cambio requirió instrumentar un proceso de neutralización de la política de Taiwan y de su "lobby", particularmente activo durante el régimen de facto en Uruguay desde 1973. El reconocimiento de la RPC puede catalogarse como un caso exitoso de negociación diplomática y es un buen ejemplo de definición y ejecución de la política exterior del Uruguay, asimismo hace de este acontecimiento un caso de estudio de particular interés y expresa claramente la capacidad de un país pequeño para llevar a cabo un complicado proceso diplomático en defensa de sus intereses políticos y comerciales. [Basado en resumen de los autores]