Sumario: | Este artículo analiza las respuestas que está dando nuestra Escuela a la crisis de la lectura que afecta no sólo a nuestro país sino al llamado mundo Occidental, y que es considerada producto de una crisis mucho más profunda: la de la cultura. La investigación, llevada a cabo entre 2008 y 2009 en una localidad del interior, revela la fragilidad del cimiento en que se instala el maestro, con Planes y Programas que le son impuestos sin verdaderas instancias previas de preparación y discusión, inermes ante los desafíos de una sociedad siempre demandante y poco dispuesta a reconocer los esfuerzos que significa enseñar a sus alumnos a “aprender a aprender” o “aprender para la vida”. También rescata las buenas prácticas que promueven la formación de niños lectores en una sociedad marcada por la fuerte presencia de las TIC en la Educación.
|