Sumario: | La ignorancia, la falta de rigor profesional, la pereza intelectual, la negación corporativista de responsabilidades, también pueden constituir problemas de ética. Este artículo propone reflexionar sobre algunas implicaciones éticas del periodismo en situaciones donde no existe un marco normativo con capacidad de sanción. Para ello toma comobase un reciente simposio de académicos, legisladores y periodistas a propósito de la (mala) imagen pública del Parlamento uruguayo; en esa ocasión, los periodistas cerraron filas para negar cualquier responsabilidad en la construcción de esta imagen.Basándose en que esta postura desconoce los principios más elementales de teoría de la comunicación, al tiempo que rehúsa analizar su ejercicio, el autor se pregunta cuáles pueden serlos recursos de “apelación” ante el mal desempeño de esta función social. El mercado y la honestidad profesional —dos respuestas frecuentes— son necesarios pero insuficientes; ambos superan sus limitaciones cuando se someten al debate público, ante el cual toda actividad debe ser capaz de demostrar su idoneidad, con el consiguiente riesgo de reprobación. La responsabilidad profesional se construye públicamente.
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