Luego de finalizada la dictadura en Uruguay, la represión física por parte del Estado no desapareció, siguió existiendo bajo nuevas formas o nuevos propósitos. La pervivencia de la represión nos permite hablar de una democracia inacabada, que mantiene en pie varias estructuras propias de la dictadura –la represión física es una– muy característico de varias de las transiciones a la democracia ocurridas en América Latina. El nacimiento de democracias “tuteladas” genera la deslegitimidad del nuevo Estado Democrático e invita u obliga a la sociedad a manifestarse para participar en el rediseño de la Democracia esperada. En los primeros tiempos de la transición, las razzias fueron una de las formas de la represión y la falta de garantías. En respuesta a esto aparecerán varios movimientos sociales nuevos, o canalizarán su protesta otros ya existentes. El Sindicato Único Revolucionario de Muchachos de la Esquina, SURME, nace a partir de una cuestión anecdótica y prontamente entronca en una gran movilización contra las razzias. De este movimiento se trata el presente trabajo.