El Cine Trocadero: un testigo de la Guerra Fría
Resumen:
En el Cine Trocadero, la noche del sábado 9 de octubre de 1948, la guerra fría irrumpió en el Uruguay. Esa noche se emitía en Montevideo el promocionado film anticomunista “La Cortina de Hierro”. Tal y como había sucedido en otros países, los comunistas uruguayos intentaron interrumpir su difusión arrojando, a poco iniciarse la película, bombitas de alquitrán contra la pantalla. Era la señal de inicio del “sabotaje” que incluyó golpes con los pies el piso, insultos al imperialismo yanqui y vivas a la URSS. Alertada de esa posibilidad, la inteligencia policial –que vigilaba discretamente el local y sus adyacencias- actuó públicamente por vez primera iniciando una represión de proporciones que culminó con la detención de un número importante de comunistas. Trasladados a las instalaciones del servicio, varios de sus oficiales contemplaron el castigo físico y la tortura como manera de amedrentar a los detenidos. Sustentada en documentación del servicio policial, este artículo ilustra y discute las lógicas sobre las cuales aquél concluyó en que de allí en más redoblaría “serenamente su guardia” contra las actividades comunistas ya que había comenzado la lucha por la “defensa de nuestras instituciones democráticas”.
2010 | |
Guerra fría Comunismo Policía uruguaya HISTORIA ESPIONAJE |
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Español | |
Universidad de la República | |
COLIBRI | |
https://hdl.handle.net/20.500.12008/40339 | |
Acceso abierto | |
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Sumario: | En el Cine Trocadero, la noche del sábado 9 de octubre de 1948, la guerra fría irrumpió en el Uruguay. Esa noche se emitía en Montevideo el promocionado film anticomunista “La Cortina de Hierro”. Tal y como había sucedido en otros países, los comunistas uruguayos intentaron interrumpir su difusión arrojando, a poco iniciarse la película, bombitas de alquitrán contra la pantalla. Era la señal de inicio del “sabotaje” que incluyó golpes con los pies el piso, insultos al imperialismo yanqui y vivas a la URSS. Alertada de esa posibilidad, la inteligencia policial –que vigilaba discretamente el local y sus adyacencias- actuó públicamente por vez primera iniciando una represión de proporciones que culminó con la detención de un número importante de comunistas. Trasladados a las instalaciones del servicio, varios de sus oficiales contemplaron el castigo físico y la tortura como manera de amedrentar a los detenidos. Sustentada en documentación del servicio policial, este artículo ilustra y discute las lógicas sobre las cuales aquél concluyó en que de allí en más redoblaría “serenamente su guardia” contra las actividades comunistas ya que había comenzado la lucha por la “defensa de nuestras instituciones democráticas”. |
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