En nuestro país, recientemente ha cobrado importancia la temática referida al bienestar animal. El estrés, un indicador de bienestar, afecta diferentes sistemas y funciones del organismo animal. En particular, comprender cómo el estrés afecta la reproducción reviste gran importancia y se justifica aún más en un rubro como el ovino que ha venido perdiendo stock desde hace varios años. Trabajos previos indican que los ovinos responden al estrés en forma diferencial de acuerdo al sexo y a los niveles de esteroides sexuales en sangre. Las hembras responden con una mayor secreción de cortisol que los machos, lo que afecta la función reproductiva a distintos niveles (tasa ovulatoria, manifestación de estro, retención de la preñez, etc). Aún no se ha podido concluir dónde se ubican estas diferencias sexuales en la respuesta al estrés, pero varias investigaciones indican que los esteroides sexuales juegan un rol clave. El objetivo general de este trabajo es contribuir al conocimiento de la temática de estrés y el específico evaluar el efecto del estradiol y testosterona sobre la producción de cortisol por la corteza adrenal, en hembras y machos gonadectomizados de adultos. Para ello se llevó a cabo un experimento en el Centro Regional Sur de la Facultad de Agronomía en mayo del 2005, en el que se utilizaron diez ovinos adultos de raza Corriedale (cuatro ovejas y seis carneros). Todos los animales fueron gonadectomizados cuatro semanas antes del experimento. Al momento del muestreo los animales estaban acostumbrados al manejo. Se realizaron dos muestreos seriados de sangre con una semana de diferencia entre ellos. El día del primer muestreo, una hora luego de iniciado, cada animal recibió 0.5 mL de un análogo de ACTH i.v., siendo considerado tiempo 0. Cuatro días más tarde se administraron hormonas de reemplazo a los animales. Los machos recibieron 1 mL de ciclopentilpropionato de testosterona i.m. y las hembras recibieron 0.5 mL de benzoato de estradiol i.m. El segundo muestreo (72 h luego del reemplazo) fue igual al primero administrando ACTH a la hora de haber comenzado. Se evaluaron el efecto del sexo sobre la secreción de cortisol post-ACTH en animales gonadectomizados, y si el reemplazo hormonal con benzoato de estradiol (hembras) o ciclopentilpropionato de testosterona (machos) fue capaz de modificar la respuesta, en términos de cortisol, a la ACTH. Se utilizó un nivel alfa de P < 0.05. Los resultados muestran que la ACTH fue efectiva en estimular las glándulas adrenales en todos los animales hasta el final del experimento (P<0.001). Las hembras presentaron mayores niveles de cortisol que los machos tanto con como sin reemplazo (P<0.0001). Previo a la administración de benzoato de estradiol, las concentraciones de 17 β-estradiol en las hembras fueron muy bajas, pero detectables, y luego fueron farmacológicos. El reemplazo fue efectivo en aumentar la respuesta en cortisol en las hembras (P=0.0062), mientras que en los machos esto no sucedió cuando recibieron reemplazo (P=0.2912). Estos resultados confirman la existencia de diferencias sexuales en la secreción de cortisol post ACTH en ovinos, la presencia de estrógeno extragonadal (posiblemente de origen adrenal) y el rol estimulante del benzoato de estradiol sobre la secreción de cortisol. Surge un nuevo aspecto respecto a las diferencias en secreción de cortisol entre machos y hembras gonadectomizados; es posible que no solo los esteroides sexuales circulantes, estén involucrados en las diferencias sexuales a nivel adrenal. Es necesario indagar en la falta de efecto de la ciclopentilpropionato de testosterona encontrado en las condiciones de nuestro experimento.