En Uruguay la transición a formas de energía moderna implicó un problema de sostenibilidad por la dependencia de la importación de los principales portadores. Este fenómeno se habría visto particularmente agudizado durante la culminación del proceso de cambio estructural que caracterizó a la economía uruguaya en el tercer cuarto del siglo XX, aun en un marco internacional de «energía barata». El shock petrolero actuó en ese escenario. La idea central que inspira la hipótesis inicial del trabajo y estructura el mismo es que la incorporación de las energías modernas al proceso productivo, y a las pautas de consumo de la sociedad uruguaya, provocó una progresiva dependencia de la energía importada. Este fenómeno alcanzó una máxima histórica al promediar el siglo XX, imponiendo a la economía un esfuerzo muy importante para satisfacer las necesidades de provisión de energía a una sociedad que alcanzaba niveles de bienestar que hicieron que se hablara de la «Suiza de América». Desde mediados de los años cincuenta, el estancamiento de la economía uruguaya y la dinámica del consumo energético conformaron una combinación crítica. La demanda de energía por parte del sector residencial se independizó de la dinámica económica global. La crisis del modelo energético interactuó dialécticamente con el agotamiento del modelo de crecimiento de posguerra. Aunque después de las crisis petroleras Uruguay pudo aprovechar la energía hidroeléctrica a una escala no conocida hasta entonces, la irregularidad en el suministro de esta fuente de suministro siguió generando presiones en el sector externo. Uno de los aportes importantes de este trabajo es la estimación del consumo de energías tradicionales, tales como la leña y la energía muscular animal, lo que habilita a realizar una aproximación a la dinámica de la transición energética en Uruguay. Con base en esa evidencia, ha sido posible observar la progresiva dependencia de la importación de energía a lo largo del tiempo e identificar escenarios críticos, aún antes de las crisis petroleras de los años setenta del siglo pasado. Como elemento complementario se analiza la importancia de la electrificación y las debilidades estructurales del sector eléctrico, una componente decisiva para entender el carácter sistémico de los problemas de la energía en el país. Finalmente se extraen conclusiones respecto al esfuerzo económico que ha significado hacer frente a la demanda creciente de energía moderna.