Infracción penal adolescente en Uruguay : el trabajo social en el contexto de las décadas de 1930 y 2000
Supervisor(es): Martínez, Rodolfo
Resumen:
El presente trabajo pretende dar respuesta a la pregunta: ¿qué factores influyen en el hecho de que el trabajo doméstico se constituya como un trabajo femenino? Esta inquietud surge a partir de la constatación de que casi la totalidad de quienes se dedican al servicio doméstico son mujeres, además se trata de un sector con una elevada vulnerabilidad social. A partir de los antecedentes de investigación se pueden visualizar algunas características propias del trabajo doméstico como es la vinculación afectiva que se da entre trabajadoras y empleadores así como la invisibilidad y subvaloración que recae sobre el sector. Frente a esta realidad, se visualiza que a partir de la división sexual del trabajo, las tareas domésticas y de cuidados han sido asignadas a las mujeres mientras que a los hombres les corresponde el trabajo productivo. Cuando las mujeres se incorporan al mercado laboral, lo hacen en ocupaciones relacionadas a su rol en el ámbito doméstico. El servicio doméstico es el empleo que se encuentra más relacionado con ese rol ya que se deben desarrollar las mismas tareas. El acceso de las mujeres a la esfera pública no significa un cambio en los roles de género tradicionales sino que las mujeres siguen siendo las responsables del trabajo no remunerado dentro de sus hogares, por lo cual se genera, para ellas, una doble jornada laboral que en el caso de las trabajadoras domésticas implica una doble carga de trabajo doméstico. Por otro lado, los empleadores buscan determinadas características a la hora de contratar servicio doméstico que, tradicionalmente, son consideradas características femeninas, como la paciencia, la confianza, o que sea cariñosa con las personas que se dejan a su cuidado. En este sentido, el trabajo doméstico implica un involucramiento subjetivo tanto por parte de la trabajadora como de los empleadores, configurándose una relación cargada de afectividad que oculta la verdadera relación laboral.
2013 | |
ADOLESCENTES INFANCIA INTERVENCION PROFESIONAL |
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Español | |
Universidad de la República | |
COLIBRI | |
http://hdl.handle.net/20.500.12008/7231 | |
Acceso abierto | |
Licencia Creative Common Atribución – No Comercial – Sin Derivadas (CC - By-NC-ND) |
Sumario: | El presente trabajo pretende dar respuesta a la pregunta: ¿qué factores influyen en el hecho de que el trabajo doméstico se constituya como un trabajo femenino? Esta inquietud surge a partir de la constatación de que casi la totalidad de quienes se dedican al servicio doméstico son mujeres, además se trata de un sector con una elevada vulnerabilidad social. A partir de los antecedentes de investigación se pueden visualizar algunas características propias del trabajo doméstico como es la vinculación afectiva que se da entre trabajadoras y empleadores así como la invisibilidad y subvaloración que recae sobre el sector. Frente a esta realidad, se visualiza que a partir de la división sexual del trabajo, las tareas domésticas y de cuidados han sido asignadas a las mujeres mientras que a los hombres les corresponde el trabajo productivo. Cuando las mujeres se incorporan al mercado laboral, lo hacen en ocupaciones relacionadas a su rol en el ámbito doméstico. El servicio doméstico es el empleo que se encuentra más relacionado con ese rol ya que se deben desarrollar las mismas tareas. El acceso de las mujeres a la esfera pública no significa un cambio en los roles de género tradicionales sino que las mujeres siguen siendo las responsables del trabajo no remunerado dentro de sus hogares, por lo cual se genera, para ellas, una doble jornada laboral que en el caso de las trabajadoras domésticas implica una doble carga de trabajo doméstico. Por otro lado, los empleadores buscan determinadas características a la hora de contratar servicio doméstico que, tradicionalmente, son consideradas características femeninas, como la paciencia, la confianza, o que sea cariñosa con las personas que se dejan a su cuidado. En este sentido, el trabajo doméstico implica un involucramiento subjetivo tanto por parte de la trabajadora como de los empleadores, configurándose una relación cargada de afectividad que oculta la verdadera relación laboral. |
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