Existen mujeres cumpliendo roles de gran importancia en conflictos armados ya desde los tiempos en que se forjaba nuestra nación. Sin embargo, al profesionalizarse los ejércitos del mundo entero, la incorporación femenina comienza por tareas de apoyo o profesionales asimiladas, cuando la necesidad imperiosa de personal marcada por las guerras y el descenso de ingresos masculinos así lo impuso. En la región, con la ola de reinstauración democrática en los noventa viene la apertura al ingreso de las Oficiales, pero recién ahora podemos hablar de acceso total sin obstáculos formales en nuestro país. Siendo Uruguay uno de los más adelantados en la región comparativamente, y aportando más mujeres a misiones de paz que ningún otro. A pesar de esto, existen brechas significativas al comparar hombres y mujeres entre el personal superior. No obstante, cada vez más mujeres toman decisiones y ocupan cargos de dirección, tanto en el mundo militar, como en el civil, si bien lejos estamos de la igualdad de oportunidades. En la década pasada, siete mujeres ocuparon al cargo de Ministras de Defensa en la región con lo cual se observa un creciente empoderamiento de un ámbito tradicionalmente masculino. Este trabajo compara la proporción de mujeres y de hombres en cada contexto a la vez que analiza los discursos de doce informantes calificada/os entrevistada/os. Con el fin de explorar tanto las condiciones institucionales como la percepción de distintos actores respecto a la participación de las mujeres en nuestras Fuerzas Armadas, desde su incorporación al cuerpo de Comando y hasta la fecha.