El objetivo general de la presente monografía fue realizar una aproximación al conocimiento de la situación de atención de la salud mental en el período 2020-2022. Como objetivos específicos el planteo estuvo en torno a conocer las estrategias implementadas por los Equipos Comunitarios de Salud Mental (ECSM) de las policlínicas de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) en Montevideo durante el período de emergencia sanitaria; conocer las estrategias implementadas por algunos colectivos autogestionados vinculados al primer nivel de salud mentall; e indagar en las percepciones de los integrantes de estos equipos y dispositivos sobre la accesibilidad y la continuidad de la atención durante el período 2020-2022. Es un estudio de carácter cualitativo, descriptivo y exploratorio. Se eligió una fuente de datos primaria constituida por ECSM , aplicándose como instrumento la recolección de datos en entrevistas semiestructuradas. Los equipos a entrevistar fueron seleccionados con el siguiente criterio: en primer lugar, que fueran integrantes de la Red de Atención Primaria (RAP); en segundo lugar, que abarcaran la mayor diversidad de territorios posible. Los equipos del Hospital Vilardebó y el Hospital Saint Bois fueron incluidos como excepción por la referencia que constituyen en sus territorios en materia de salud mental. Los equipos seleccionados fueron los pertenecientes a las siguientes policlínicas: La Cruz de Carrasco, Piedras Blancas, Maracaná Sur y Sayago - Udai II. Todos fueron entrevistados a excepción del último, con el que no pudo establecerse contacto. Asimismo, se incluyeron dos colectivos autogestionados: Vilardevoz y la Organización de Usuarios de la Salud del Oeste (OUSO). Se entendió que la perspectiva de éstos colectivos es sumamente relevante ya que recoge miradas de personas usuarias de los servicios de atención en salud mental, además de constituirse como actores fundamentales en el campo de la salud mental como se profundizará más adelante. Los principales hallazgos señalan que durante el período 2020-2022, la pandemia tuvo un efecto totalizador de la vida, pasando a ser lo central y prioritario (y muchas veces lo único) tanto en la agenda pública como en la vida cotidiana de cada persona. En la misma línea, se observa una profundización de la mirada y el abordaje biologicista de la salud mental. Por otro lado, los colectivos autogestionados tuvieron otra capacidad de readecuación y otra vivencia marcada por su punto de vista particular, escapando en gran parte al efecto totalizador mencionado. En el último capítulo se realizan algunas consideraciones sobre la reforma de la salud mental en nuestro país y sobre las implicancias del Trabajo Social en este campo.