The rise in inequality in developed countries returns to the political and economic spotlight wage policies and their implications for labor markets. In developing countries, however, wage policies are one of the main nstruments chosen by governments to deal with inequality and poverty. This paper aims to assess the distributive and displacement effects of a wage policy featuring a coordinated collective wage bargaining scheme and a national minimum wage. We estimate the impact on wage distribution, job displacement, and employment of this wage policy, which consists of more than two hundred sectoral minimum wages and a national minimum wage. We find that the wage policy reduces inequality in the lower tail of the wage distribution for all formal workers and affects the right bottom for male workers. This distributive effect does not align with the significant deployment effect in the bottom sectoral distribution, and this small effect fades out when we consider the entrance of new workers. Finally, when we analyze the impact on the whole distribution, we observe that for those sectors with the more left wage distribution, we find a bigger displacement effect, but again if we assess the performance of the total employment, we find null impacts.

El aumento de la desigualdad en los países desarrollados hace que las políticas salariales y sus implicancias sobre los mercados de trabajo vuelvan a estar en el centro de atención política y económica. En los países en desarrollo, sin embargo, las políticas salariales son uno de los principales instrumentos elegidos por los gobiernos para hacer frente a la desigualdad y la pobreza. Este artículo tiene como objetivo evaluar los efectos distributivos y efectos desplazamiento de una política salarial que presenta un esquema coordinado de negociación salarial colectiva y un salario mínimo nacional. Estimamos el impacto en la distribución salarial, el desplazamiento sobre puestos de trabajo y el empleo de esta política salarial, que consta de más de doscientos salarios mínimos sectoriales y un salario mínimo nacional. Encontramos que la política salarial reduce la desigualdad en la parte inferior de la distribución salarial para todos los trabajadores formales y afecta el extremo derecho para los trabajadores varones. Este efecto distributivo no se alinea con el efecto destrucción de puestos de trabajo en el extremo inferior de la distribución sectorial, y este pequeño efecto se desvanece cuando consideramos la entrada de nuevos trabajadores. Finalmente, cuando analizamos el impacto en toda la distribución, observamos que para aquellos sectores con la distribución salarial más a la izquierda, encontramos un mayor efecto de desplazamiento, pero nuevamente si evaluamos el desempeño del empleo total, encontramos impactos nulos.