Hace más de siete que años que se implementó la videovigilancia en la ciudad de Montevideo como respuesta a las demandas de las y los ciudadanos por más seguridad. De todos modos, se encuentran aún escasas investigaciones sobre sus efectos (Donnangelo 2014; Da Rosa 2019), en el marco de una limitada discusión social y política acerca de su funcionamiento y sus efectos en la cotidianeidad. El sentimiento de inseguridad y las tasas delictivas son claramente temas de agenda. En los debates sociales cotidianos se en cuentran constant es referencias. La sociedad exige soluciones inmediatas y la videovigilancia parece ser una de las vías posible. Sin embargo, los antecedentes locales y regionales muestran resultados dispares y heterogéneos que dependen del lugar y del momento de su aplicación. Por otra parte, se debe destacar el rol que cumple el barrio y el espacio público para indagar en las complejidades que presenta el miedo urbano, la inseguridad y los hechos delictivos ( Kessler, 2015; Sampson, 2003; Gravano, 2003; Filardo y Agu iar, 2019). La capacidad de vigilancia se ha extendido de forma tal que, como muestran Bauman y Lyon (2013), cada vez la exigimos más sin conocer ni preguntarnos sobre su efectividad real ni su funcionamiento. Es por esto que Urtasum (2016) llama a “abrir la caja negra” para descubrir sus lógicas internas. Esta investigación indaga sociológicamente las tecnologías de videovigilancia, que se presentan como una de las herramientas eficaces para la lucha contra la delincuencia. A partir de información secundaria de cifras de delitos, entrevistas y grupos de discusión se analiza para el caso de la Ciudad Vieja de Montevideo la evolución de las denuncias delictivas, el sentimiento de inseguridad en las y los vecinos, y las lógicas y prácticas detrás del monitore o de las cámaras. Se concluye que en comparación con la seccional vecina y con el resto de la ciudad, hubo un claro efecto en cuanto a reducción de los delitos tras la aplicación de la videovigilancia, señalando también que el barrio presenta particularida des que ayudan a la inmediata respuesta policial logrando reducir las tasas delictivas. Sumado a esto, el arraigo y la identidad barrial que presentan las y los vecinos, con diferencias según el tiempo de residencia, genera que las cámaras sean bien valora das pero no destacadas en el discurso sobre la sensación de seguridad, y también se aprecian indicios de una mutación de formas de delito. Por último, el monitoreo de las cámaras presenta interesantes cambios, pasando a funcionar como una herramienta para la respuesta policial.