A pesar de los grandes avances en la quimioterapia de las enfermedades infecciosas estas son aún una de las principales causas de muerte en el mundo. Aunque parece existir una gran gama de fármacos antibacterianos y antifúngicos de uso clínico, la aparición de microorganismos resistentes los hace a veces ineficaces. Entre los patógenos más problemáticos clínicamente relevantes en la actualidad el Staphylococcus aureus meticilino resistente (MRSA) se ubica como una de las bacterias más difíciles de tratar. La importancia de las enfermedades de plantas en la agricultura moderna es un hecho ampliamente documentado y reconocido. Las enfermedades tienen el potencial de destruir enteramente las cosechas o reducir en forma crónica el rendimiento de la mayoría de los cultivos, obligan a tomar medidas de combate que aumentan los costos de producción, y afectan la calidad y la durabilidad de los productos cosechados. Alrededor de dos tercios de las enfermedades de las plantas son causadas por hongos. La utilización intensiva de compuestos antimicrobianos en la agricultura industrial favorece la aparición de resistencias. Esto, unido a cambios frecuentes en los límites de aplicación, límites de residuos en el ambiente y en el producto, lleva a que este sea un sector altamente dinámico con una rápida rotación de los compuestos activos. Los hongos comparten con las plantas y los animales ciertos agentes infecciosos tales como bacterias y hongos patógenos y por lo tanto tienen el potencial de producir metabolitos con actividad farmacológica de uso en humanos y cultivares. Los microhongos son una fuente ya establecida como importante de compuestos antimicrobianos. Sin embargo, para los macrohongos (aquellos cuyo cuerpo de fructificación es visible a simple vista, la gran mayoría perteneciente al filo Basidiomycota) sólo unos pocos compuestos aislados se encuentran en la etapa de ensayos clínicos y de campo. 2 El presente trabajo apuntó a la enorme diversidad metabólica de los microorganismos, utilizando basidiomicetes como fuente original. Para eso se abordaron dos estrategias diferentes, el trabajo con los micelios y caldos extracelulares de cultivos fúngicos y el trabajo con los cuerpos de fructificación. A partir de cultivos de diecinueve hongos basidiomicetes se prepararon cincuenta y tres extractos que posteriormente fueron sometidos a ensayos biológicos. Cuarenta por ciento de los extractos presentaron actividad frente a los patógenos humanos evaluados y diecisiete por ciento de los extractos presentaron actividad frente a los fitopatógenos evaluados. Para la cepa más prometedora, se estudió la influencia de variables en las condiciones de cultivo sobre la producción de metabolitos de interés para obtener cantidades de extracto suficientes para avanzar en el aislamiento de los compuestos responsables de la actividad antimicrobiana. Considerando que los resultados obtenidos no fueron los esperados se recorrió el camino inverso, aislando compuestos con actividad antimicrobiana a partir de cuerpos de fructificación de Gymnopilus junonius y posteriormente induciendo la producción de los mismos en cultivos fúngicos de dicho hongo. El agregado de agentes epigenéticos influyó positivamente en la riqueza química de los extractos, no incidiendo en la producción de bisnoryangonina, compuesto aislado con promisoria actividad antimicrobiana frente a S. aureus meticilino resistente.