En el abordaje de la temática propuesta debemos considerar como punto de partida qué consideramos por seguridad, para continuar avanzando en sus diferentes concepciones y denominaciones, deteniéndonos especialmente en la Seguridad Pública y la Seguridad Penitenciaria, propiamente dicha. Hablar de seguridad no solo implica hacerlo desde una mirada punitiva, represiva, como muchas veces se le puede considerar, muy relacionada a lo delictivo, policial o militar, sino que los avances en la materia hoy día también incluyen estudios relacionados con la prevención, aspectos demográficos, sociales, psicológicos, a las causas que pueden provocar la inseguridad, desde lo objetivo o subjetivo, dependiendo de cada caso en particular. Es así que no podemos considerar hoy día a la Policía como único actor con incidencia en la Seguridad, pese a que por definición, como fuerza pública dependiente del Poder Ejecutivo a través del Ministerio del Interior le compete el mantenimiento del orden público, la prevención y represión del delito; sino que debemos considerarla también en su función como auxiliar de la justicia, y en su participación con el resto de las Instituciones públicas o privadas y de la sociedad en su conjunto en la construcción de una “Seguridad Pública Integral”. Dentro de estas concepciones modernas, debemos incluir lo Penitenciario como un aspecto fundamental en Seguridad Pública, para ello es necesario entender y desarrollar el proceso de cambio, teniendo como punto de partida la Unidades de Internación para Personas Privadas de Libertad, en las que se están modificando las antiguas estrategias para el control de la privación de libertad.