Las transformaciones que han tenido lugar en la dinámica mundial y nacional desde la década de los setenta, tras la ruptura de la lógica que se había desarrollado luego de la segunda posguerra, la crisis del Estado de Bienestar y el cambio del modelo de desarrollo; han llevado a un aumento de la pobreza, las desigualdades y la exclusión. En el marco de la globalización y de las transformaciones en el mercado laboral, el desempleo y la presencia de formas atípicas de trabajo se han derivado en un incremento de los hogares e individuos en situación de vulnerabilidad social. Los jóvenes al igual que las mujeres constituyen dos de los sectores más vulnerables, especialmente en materia de empleo. De acuerdo a un Informe sobre Empleo Juvenil de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un 21% de los jóvenes de 16 a 29 años en Latinoamérica no estudian ni trabajan, en Europa Central y Oriental el porcentaje es de un 34 % y de un 13% en las economías industrializadas. A esto se agrega, que la proporción es mayor en jóvenes de nivel socioeconómico bajo. A partir de un estudio cualitativo realizado con jóvenes pobres que no estudian ni trabajan, el presente trabajo se propone avanzar en el conocimiento de esta problemática, al indagar en los motivos de su desvinculación del sistema educativo y en su relación con el mercado de trabajo (siendo que el joven esté desocupado o no busque trabajo), teniendo presente que al estar desintegrados de ambos sistemas se ubican por fuera de políticas de protección.