A pesar de encontrarnos en el siglo XXI, el nacer del sexo femenino o masculino significa el aprendizaje y la adaptación a diferentes normas y valores impuestos por agentes socializadores, como la familia, la escuela, el grupo de pares, entre otros. De esta forma, el sexo femenino debe conformarse con el lugar secundario que se le impone en el mundo, el cual es pensado por y para los hombres. Con el transcurso del tiempo solamente han variado los mecanismos de dominación del sexo masculino, los cuales actualmente son más sutiles y, debido a ello, las mujeres, la mayor parte de las veces, ni siquiera son concientes de este fenómeno. Un notorio ejemplo de esto es la separación por sexo de las carreras universitarias, tanto en nuestro país como en el resto del mundo y la "casual" preferencia de las muj eres por aquellas carreras que significan una prolongación de las tareas domésticas, que poseen una menor remuneración y poco o nulo prestigio social. De esta forma, como lo sugiere el titulo de este trabajo, cada sexo permanece en su sitio dentro de la sociedad en lo que respecta a los roles profesionales.Debido a lo establecido anteriormente este trabajo se propone, mediante la elaboración de entrevistas semi-estructuradas a estudiantes mujeres de las carreras de Ingeniería y Trabajo Social de la UdelaR, complementadas con entrevistas a docentes y observaciones dentro del ámbito universitario, anexándose datos provenientes del último censo universitario, las estadísticas básicas de la Universidad de la República y de la encuesta continua de hogares describir la cotidianeidad de ellas dentro de este espacio, tratando así de aportar nuevos elementos, si es posible, a la discusión de educación y género dentro de dicha institución y, a su vez, dejar al descubierto la reproducción de desigualdades sexuales también dentro de la Universidad, fenómeno prácticamente invisible para la sociedad en general, y también para las mujeres que pertenecen a las carreras mencionadas.