Progreso, utopía y totalitarismo : la crítica liberal de Isaiah Berlin a la Ilustración
Supervisor(es): Pereira, Gustavo
Resumen:
Acusado de la barbarie totalitaria, la crítica al proyecto ilustrado se volvió un lugar común para después de la Segunda Guerra Mundial, donde sorpresivamente convergieron las más divergentes filosofías, como el marxismo, el conservadurismo, el cristianismo, el feminismo y luego el comunitarismo y la posmodernidad. En general, se le endilgó a su “optimismo”, “utopismo” y confianza en la “perfectibilidad” del hombre, entre otros, el haber inspirado los totalitarismos del siglo XX. El filósofo británico Isaiah Berlin fue uno de los primeros en los años 50’ en avanzar una crítica en ese sentido a la Ilustración. La misma no dejó de sorprender puesto que Berlin procedía de las filas del liberalismo, una tradición filosófica cuya afinidad con Las Luces no había sido puesta en cuestión sino hasta esa distinción que trazará el autor. Según Berlin, el pensamiento ilustrado opera sobre la base de un “monismo de valores”, esto es, la idea de que así como la ciencia descubre un conjunto de verdades acerca del mundo natural así también es posible encontrar, razón mediante, un puñado de principios éticos, políticos y estéticos universales y eternos. Sin embargo, para Berlin, esa concepción derrapa en una suerte de “hiper-racionalismo” autoritario y/o totalitario al volverse intolerante con otras formas de vida que considera “irracionales” y, por ello, obstáculos para el “progreso” hacia una “sociedad perfecta”. Como respuesta a al monismo de la Ilustración, Berlin acude a la filosofía Contra-Iluminista, especialmente, a la de Vico y Herder, para fundamentar su defensa del llamado “pluralismo de valores”, base de un liberalismo pos-ilustrado que atenúe las potencialidades autoritarias de la razón ilustrada. Ahora bien, en el último tiempo, ha habido una renovación de la lectura filosófica e historiográfica de la Ilustración. A la luz de ello, cuestionaré la imagen del autor de Las Luces como “monista” y, en especial, revisaré su lectura de Rousseau como el epítome de la filosofía ilustrada y su alegado “monismo”. Contrariamente, sostendré que Rousseau fue el primer contra-iluminista, lo cual tiene consecuencias directas para la tesis general que defiende Berlin. Asimismo, señalaré diferentes limitaciones, simplificaciones y debilidades argumentativas del autor en su crítica a Las Luces.
Accused of totalitarian barbarism, criticism of the Enlightenment project became commonplace after World War II, where surprisingly converged the most divergent philosophies such as Marxism, conservatism, Christianity, feminism as well as communitarianism and postmodernism. In particular, it is foisted on his optimism, his utopianism, his conception of man as perfectible, etc, to have inspired the totalitarian discourses that promised a “happy world”. The British philosopher Isaiah Berlin was one of the firsts in the 50’ to advance a criticism in that sense. Such criticism was surprising since Berlin came from the ranks of liberalism, a tradition whose affinity with the Enlightenment had not been called into question until his sharp distinction. According to Berlin, the enlightened thought operates on the basis of a “monism of values”, that is, the idea that just as science discovers a set of truths regarding the natural world so it possible to find, through reason, a handful of ethics, political and aesthetical principles that are universal and eternal. However, according to Berlin, this conception skids in a sort of authoritarian or totalitarian “hiper-rationalism” since it ends up becoming intolerant to other forms of life that considers as “irrationals” and, therefore, as “obstacles” to the “progress” towards a “perfect society”. As a response to such enlightened monism, Berlin recovers the Counter-Enlightenment philosophy, especially that of Vico and Herder, in order to found what he called “value pluralism”, base of a new post-enlightened liberalism that tempers the authoritarian potentialities of the enlightened reason. However, in recent times, there has been a renewal in the philosophical and historiographical readings of the Enlightenment. In light of this, I will call into question the author's image of the Enlightenment as “monistic” and, in particular, I will review his reading of Rousseau as the epitome of the Enlightenment’s philosophy and its “monism”. Conversely, I will argue that Rousseau was the first counter-enlightener, which has direct consequences for the general thesis that Berlin tries to defend. Also, I will point out to the different constraints, simplifications and argumentative weaknesses of the author in his criticism of the Enlightenment.
2015 | |
FILOSOFIA LIBERALISMO UTOPIA ILUSTRACION |
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Español | |
Universidad de la República | |
COLIBRI | |
http://hdl.handle.net/20.500.12008/9265 | |
Acceso abierto | |
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Sumario: | Acusado de la barbarie totalitaria, la crítica al proyecto ilustrado se volvió un lugar común para después de la Segunda Guerra Mundial, donde sorpresivamente convergieron las más divergentes filosofías, como el marxismo, el conservadurismo, el cristianismo, el feminismo y luego el comunitarismo y la posmodernidad. En general, se le endilgó a su “optimismo”, “utopismo” y confianza en la “perfectibilidad” del hombre, entre otros, el haber inspirado los totalitarismos del siglo XX. El filósofo británico Isaiah Berlin fue uno de los primeros en los años 50’ en avanzar una crítica en ese sentido a la Ilustración. La misma no dejó de sorprender puesto que Berlin procedía de las filas del liberalismo, una tradición filosófica cuya afinidad con Las Luces no había sido puesta en cuestión sino hasta esa distinción que trazará el autor. Según Berlin, el pensamiento ilustrado opera sobre la base de un “monismo de valores”, esto es, la idea de que así como la ciencia descubre un conjunto de verdades acerca del mundo natural así también es posible encontrar, razón mediante, un puñado de principios éticos, políticos y estéticos universales y eternos. Sin embargo, para Berlin, esa concepción derrapa en una suerte de “hiper-racionalismo” autoritario y/o totalitario al volverse intolerante con otras formas de vida que considera “irracionales” y, por ello, obstáculos para el “progreso” hacia una “sociedad perfecta”. Como respuesta a al monismo de la Ilustración, Berlin acude a la filosofía Contra-Iluminista, especialmente, a la de Vico y Herder, para fundamentar su defensa del llamado “pluralismo de valores”, base de un liberalismo pos-ilustrado que atenúe las potencialidades autoritarias de la razón ilustrada. Ahora bien, en el último tiempo, ha habido una renovación de la lectura filosófica e historiográfica de la Ilustración. A la luz de ello, cuestionaré la imagen del autor de Las Luces como “monista” y, en especial, revisaré su lectura de Rousseau como el epítome de la filosofía ilustrada y su alegado “monismo”. Contrariamente, sostendré que Rousseau fue el primer contra-iluminista, lo cual tiene consecuencias directas para la tesis general que defiende Berlin. Asimismo, señalaré diferentes limitaciones, simplificaciones y debilidades argumentativas del autor en su crítica a Las Luces. |
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