La proyección de producción de alimentos para lograr la seguridad alimentaria mundial hacia el año 2050, muestra la necesidad de duplicar la producción actual. Existe preocupación a nivel mundial porque algunos de los países más productivos, que representan el 25% del suministro mundial de trigo, están teniendo reducción en las tasas de incremento de rendimiento. El objetivo de este trabajo fue estudiar desde un punto de vista ecofisiológico los principales cambios ocurridos en la productividad en el período 1997-2018 y analizar las determinantes del rendimiento alcanzado. Se utilizó la técnica de meta-análisis aplicada a información de trigos de ciclo intermedio y largo, proveniente de experimentos de la Red Nacional de Evaluación de Cultivares y del Programa de Mejoramiento Genético Nacional. El aumento de rendimiento producido en el período fue significativo. Los nuevos cultivares de ciclo intermedio asociados a nuevas tecnologías de manejo, rindieron un 31,5 % más que los testigos y los de ciclo largo un 20,4 % más. El progreso genético promedio en el período, determinado como la diferencia entre los 5 cultivares de mejor comportamiento y un testigo fijo (INIA Tijereta) fue de 1866 kg ha⁻¹ (40,2%) para los ciclos intermedios y de 1230 kg ha⁻¹ (26,5%) para los ciclos largos. Las variables que mostraron mayor incidencia en el rendimiento fueron: la radiación y la temperatura en el período crítico (floración -20 + 10 días), la lluvia en el período emergencia-floración, la presencia de tratamiento sanitario, la fertilización y el efecto del año. El coeficiente fototermal en el período crítico resultó significativo solo para los ciclos intermedios, reafirmando su mayor dependencia a lo que ocurra en este período. En cambio, para los ciclos largos la variable extra de significación fue la época de siembra, confirmando la importancia de que una época de siembra temprana les asegure suficiente área foliar para sustentar el correcto desempeño en la fase reproductiva.