El objetivo de este trabajo es introducirnos en un camino reflexivo que contribuya a resignificar, en el entendido de reconstruir el pasado de la temática del cuidado como objeto material y simbólico de contenidos manifiestos y latentes de prácticas sociales y discursivas inherentes a la condición humana. El comprender los fundamentos ontológicos del cuidado y sus componentes básicos teóricos como instrumentales, permite plantear un lenguaje propio y una relación entre teoría-práctica que revitaliza aspectos perdidos o invisibilizados de las prácticas de las profesiones. Si bien existen diversas maneras de conceptualizar el cuidado, en esta instancia se considera pertinente definirlo como un conjunto de acciones articuladas que tiene como referencia el abordaje del tema del valor -como bien para sí y para el otro/otros y el tema de las prácticas sociales- en el entendido del cuidado-autocuidado en ese proceso de acompañamiento que concierne a todas las personas que conviven en un mismo ámbito temporo-espacial. El considerar un “esquema del cuidado” como un dispositivo de reciprocidad y de subjetividad, para interpretar los comportamientos de las personas en interacción con el ambiente y el ámbito socialmente construido, desde una triple dimensión: el comportamiento individual – singular del cuidado (la persona en sí a cuidar -el cuidado), el comportamiento societal del cuidado desde las profesiones como ejecutores de políticas de cuidado (cuidar socialmente) y el comportamiento referencial del cuidado (el que cuida en sentido particular o institucional); permitirá comprender la complejísima trama de relaciones y contextos que descubren historias, percepciones, concepciones y vivencias que configuran personas únicas en escenarios únicos, en una valoración transgresora de regularidades, que permita aproximarse al descubrimiento de la persona en situación desde la incertidumbre del cuidado