Corrección quirúrgica de conducto arterioso en caninos, presentación de un caso clínico

Artigas Aguirrezabala, Elizabeth

Supervisor(es): Ruiz, Natalie - Malet, Pablo - Benech, Alejandro

Resumen:

El conducto arterioso persistente es la enfermedad cardíaca congénita más frecuente en caninos y puede ser causa de insuficiencia cardíaca y muerte, a menos que se corrija a una edad temprana. El conducto arterioso en un feto normal es una estructura que desvía la sangre de la arteria pulmonar a la aorta. Durante el desarrollo fetal, la presencia del conducto arterioso permite que la sangre eluda los pulmones. En el feto, los pulmones están colapsados y contienen únicamente la cantidad de sangre necesaria para conservar el metabolismo pulmonar y dar apoyo al crecimiento. En el momento del nacimiento, los pulmones se expanden, lo que disminuye la resistencia vascular pulmonar a aproximadamente el 20% de la resistencia vascular sistémica. La presencia de sangre oxigenada en el conducto arterioso inhibe la liberación de prostaglandinas y desencadena la contracción de las células musculares lisas presentes en el mismo. El cierre se produce entre el primer y segundo día de vida, y se considera patológico si permanece abierto luego de una semana del nacimiento. El defecto que desencadena el conducto arterioso persistente es la hipoplasia de las células musculares lisas del mismo. Se han descrito seis grados en esta patología dependiendo de la presencia muscular en el conducto arterioso, siendo el grado seis el que menor cantidad de células musculares posee y por lo tanto el que permite mayor paso de sangre a través de este. El conducto arterioso persistente es la única alteración cardiaca congénita que es susceptible de ser resuelta definitivamente mediante cirugía, por lo tanto, es fundamental detectarla temprano. Existe evidencia que el conducto arterioso persistente es hereditaria en los perros. Las razas con mayor predisposición a presentar conducto arterioso persistente son los caniches, pastores alemanes, Collies, Pastores de Shetland, y Yorkshire Terrier. El diagnóstico clínico incluye la localización adecuada y caracterización del soplo, radiografías torácicas y electrocardiografía y un diagnóstico definitivo requiere ecocardiografía. El tratamiento es quirúrgico, consiste en realizar una toracotomía en el cuarto espacio intercostal izquierdo. El conducto arterioso persistente se examina y se palpa antes de la disección. En la palpación se nota la existencia de frémitos en el conducto y en el tronco pulmonar. Se diseca en forma roma el conducto arterioso persistente, el tronco pulmonar y la aorta y finalmente se pasan dos ligaduras de seda trenzada 2.0 a través del conducto, ligando cada extremo de este. Se comprueba el cierre del conducto arterioso persistente por auscultación con estetoscopio endoesofágico. Después de la intervención, el diámetro al final de la diástole y el volumen del ventrículo izquierdo disminuyen, pero el diámetro y el volumen al final de la sístole acostumbran a continuar iguales porque la funcionalidad cardiaca no se modifica. El presente trabajo se planteó como objetivo, la descripción y el seguimiento de la primera resolución quirúrgica realizada en Uruguay de un caso clínico de conducto arterioso persistente en un canino macho, cruza, de 3 meses de edad, derivado de una clínica veterinaria particular a la Consulta Clínica Especializada de Cardiología de la Facultad de Veterinaria.


Detalles Bibliográficos
2019
PERROS
PEQUEÑOS ANIMALES
ANORMALIDADES CONGENITAS
CIRUGIA
Español
Universidad de la República
COLIBRI
https://hdl.handle.net/20.500.12008/25171
Acceso abierto
Licencia Creative Commons Atribución - No Comercial - Sin Derivadas (CC - By-NC-ND 4.0)
Resumen:
Sumario:El conducto arterioso persistente es la enfermedad cardíaca congénita más frecuente en caninos y puede ser causa de insuficiencia cardíaca y muerte, a menos que se corrija a una edad temprana. El conducto arterioso en un feto normal es una estructura que desvía la sangre de la arteria pulmonar a la aorta. Durante el desarrollo fetal, la presencia del conducto arterioso permite que la sangre eluda los pulmones. En el feto, los pulmones están colapsados y contienen únicamente la cantidad de sangre necesaria para conservar el metabolismo pulmonar y dar apoyo al crecimiento. En el momento del nacimiento, los pulmones se expanden, lo que disminuye la resistencia vascular pulmonar a aproximadamente el 20% de la resistencia vascular sistémica. La presencia de sangre oxigenada en el conducto arterioso inhibe la liberación de prostaglandinas y desencadena la contracción de las células musculares lisas presentes en el mismo. El cierre se produce entre el primer y segundo día de vida, y se considera patológico si permanece abierto luego de una semana del nacimiento. El defecto que desencadena el conducto arterioso persistente es la hipoplasia de las células musculares lisas del mismo. Se han descrito seis grados en esta patología dependiendo de la presencia muscular en el conducto arterioso, siendo el grado seis el que menor cantidad de células musculares posee y por lo tanto el que permite mayor paso de sangre a través de este. El conducto arterioso persistente es la única alteración cardiaca congénita que es susceptible de ser resuelta definitivamente mediante cirugía, por lo tanto, es fundamental detectarla temprano. Existe evidencia que el conducto arterioso persistente es hereditaria en los perros. Las razas con mayor predisposición a presentar conducto arterioso persistente son los caniches, pastores alemanes, Collies, Pastores de Shetland, y Yorkshire Terrier. El diagnóstico clínico incluye la localización adecuada y caracterización del soplo, radiografías torácicas y electrocardiografía y un diagnóstico definitivo requiere ecocardiografía. El tratamiento es quirúrgico, consiste en realizar una toracotomía en el cuarto espacio intercostal izquierdo. El conducto arterioso persistente se examina y se palpa antes de la disección. En la palpación se nota la existencia de frémitos en el conducto y en el tronco pulmonar. Se diseca en forma roma el conducto arterioso persistente, el tronco pulmonar y la aorta y finalmente se pasan dos ligaduras de seda trenzada 2.0 a través del conducto, ligando cada extremo de este. Se comprueba el cierre del conducto arterioso persistente por auscultación con estetoscopio endoesofágico. Después de la intervención, el diámetro al final de la diástole y el volumen del ventrículo izquierdo disminuyen, pero el diámetro y el volumen al final de la sístole acostumbran a continuar iguales porque la funcionalidad cardiaca no se modifica. El presente trabajo se planteó como objetivo, la descripción y el seguimiento de la primera resolución quirúrgica realizada en Uruguay de un caso clínico de conducto arterioso persistente en un canino macho, cruza, de 3 meses de edad, derivado de una clínica veterinaria particular a la Consulta Clínica Especializada de Cardiología de la Facultad de Veterinaria.