De lo que se puede hablar según el sistema wittgensteiniano del Tractatus

Urse, Juan Carlos

Resumen:

Podemos afirmar que las grandes líneas de contenido del Tractatus Logico-Philosophicus, esa obra capital de Ludwig Wittgenstein, son tres: 1) el análisis del lenguaje, 2) el análisis mundo y 3) la evocación de lo místico, de lo que está más allá del lenguaje y del mundo. El componente articulador es el análisis de la proposición o del lenguaje2 y la aplicación de sus resultados al análisis de los lenguajes científicos: lógico, matemático, científico-natural (6.1 a 6.4)3 . También expone su idea acerca de la función de la filosofía dentro de ese sistema (4.11, 4.12), cuestión que es especificada, desde el punto de vista metodológico, al final de la obra (6.53). En otras palabras: al tratamiento de la proposición como eje del análisis lógico del lenguaje le sigue el de la ciencia, como su ámbito de sentido, y el de la filosofía, en tanto actividad crítico-lingüística o lógico-analítica. De estas tres vertientes que componen el análisis del lenguaje se pasa al análisis del mundo. Se procede así a un análisis lógico sobre el mundo (1 a 2.1) y el intermediario epistemológico entre el lenguaje y el mundo, la figura (2.1 a 3). A esto se suma un inciso epistemológico sobre el pensamiento (3 a 3.1), que el autor irá estructurando en algunos pasajes claves del análisis proposicional (3.2, 3.5, 4), y también, dentro de la perspectiva general con la que enfoca la filosófica, como actividad destinada a clarificar las proposiciones. Como diría en sus Notas sobre lógica (1913): “La filosofía... se compone de lógica y metafísica, la primera es la base. La epistemología es la filosofía de la psicología... La filosofía es la doctrina de la forma lógica de las proposiciones científicas”4 Y del análisis del lenguaje y del mundo, pasa a la evocación de lo que está más allá de ambos, lo que es limítrofe de ambos: lo místico. Lo hace “sin tematizarlo, naturalmente, refiriéndose a ello solo como posibilidad frustrada de un lenguaje inanalizado (absurdo metafísico tradicional) o como manifiesta imposibilidad - metodológicamente deducible - del análisis lógico del lenguaje (y del mundo)”5 En el presente artículo solo se intenta enfocar la atención hacia aquello de lo que se puede hablar o puede ser dicho, según el lenguaje wittgensteiniano del Tractatus. Dar cuenta de ello impone una obligada referencia a la demarcación de la noción de proposición y sus relaciones con el mundo y el pensamiento, cuya base hay que buscar en la crítica lógica del lenguaje que desarrolla el autor. Esta crítica se articula a partir de la elucidación de la esencia de la proposición y constituye el punto neurálgico que permite “… dar la esencia de toda descripción, o sea, la esencia del mundo” (5.4711).


Detalles Bibliográficos
2010
epistemología
Enseñanza de la lengua materna
lingüística
Análisis del lenguaje
Español
ANEP. Consejo de Formación en Educación
RIdAA-CFE
http://repositorio.cfe.edu.uy/handle/123456789/629
Acceso abierto
cc by-nc-nd 4.0
Resumen:
Sumario:Podemos afirmar que las grandes líneas de contenido del Tractatus Logico-Philosophicus, esa obra capital de Ludwig Wittgenstein, son tres: 1) el análisis del lenguaje, 2) el análisis mundo y 3) la evocación de lo místico, de lo que está más allá del lenguaje y del mundo. El componente articulador es el análisis de la proposición o del lenguaje2 y la aplicación de sus resultados al análisis de los lenguajes científicos: lógico, matemático, científico-natural (6.1 a 6.4)3 . También expone su idea acerca de la función de la filosofía dentro de ese sistema (4.11, 4.12), cuestión que es especificada, desde el punto de vista metodológico, al final de la obra (6.53). En otras palabras: al tratamiento de la proposición como eje del análisis lógico del lenguaje le sigue el de la ciencia, como su ámbito de sentido, y el de la filosofía, en tanto actividad crítico-lingüística o lógico-analítica. De estas tres vertientes que componen el análisis del lenguaje se pasa al análisis del mundo. Se procede así a un análisis lógico sobre el mundo (1 a 2.1) y el intermediario epistemológico entre el lenguaje y el mundo, la figura (2.1 a 3). A esto se suma un inciso epistemológico sobre el pensamiento (3 a 3.1), que el autor irá estructurando en algunos pasajes claves del análisis proposicional (3.2, 3.5, 4), y también, dentro de la perspectiva general con la que enfoca la filosófica, como actividad destinada a clarificar las proposiciones. Como diría en sus Notas sobre lógica (1913): “La filosofía... se compone de lógica y metafísica, la primera es la base. La epistemología es la filosofía de la psicología... La filosofía es la doctrina de la forma lógica de las proposiciones científicas”4 Y del análisis del lenguaje y del mundo, pasa a la evocación de lo que está más allá de ambos, lo que es limítrofe de ambos: lo místico. Lo hace “sin tematizarlo, naturalmente, refiriéndose a ello solo como posibilidad frustrada de un lenguaje inanalizado (absurdo metafísico tradicional) o como manifiesta imposibilidad - metodológicamente deducible - del análisis lógico del lenguaje (y del mundo)”5 En el presente artículo solo se intenta enfocar la atención hacia aquello de lo que se puede hablar o puede ser dicho, según el lenguaje wittgensteiniano del Tractatus. Dar cuenta de ello impone una obligada referencia a la demarcación de la noción de proposición y sus relaciones con el mundo y el pensamiento, cuya base hay que buscar en la crítica lógica del lenguaje que desarrolla el autor. Esta crítica se articula a partir de la elucidación de la esencia de la proposición y constituye el punto neurálgico que permite “… dar la esencia de toda descripción, o sea, la esencia del mundo” (5.4711).