El movimiento estudiantil rioplantense en 1983, dentro período de transición hacia la democracia, tuvo un rol fundamental en hacer visible la posibilidad de la recuperación de los derechos humanos en sus dimensiones civiles, políticas, socioeconómicas, culturales y ecológicas. Esto resignificó el espíritu de los colectivos que abogaron por el cambio institucional y operaron con una fuerte racionalidad práctica en sus fines para la objetividad de la realidad y así incidir en la intersubjetividad de las relaciones sociales. En este punto la reorganización del segundo movimiento universitario argentino en 1983 con repercusiones en diversas ciudades argentinas y su contrapartida en Montevideo permiten el análisis de sus reivindicaciones e interacciones con diversas organizaciones sociales para comprender su cabal incidencia en el proceso de transición y en la reconstrucción de la identidad democrática.