Sumario: | Durante muchos años, los estudiosos del pensamiento han tendido a dividir la historia del pensamiento occidental en un Medioevo profundamente cristiano, y por oposición, una Modernidad singualarmente secularizada. La Modernidad, si bien tendió a cerrarse frente a la trascendencia, expuso igualmente la necesidad de una visión que no se agotaba en la mera existencia terrena; reflejo de esta concepción son las llamadas escatologías secularizadas o absolutizaciones de lo relativo. Existió también una Modernidad abierta y "de cara" a lo trascendete; es esta corriente de pensamiento a la que inspira una trascendencia inmanente, guía indefectible, y conductora de una esperanza necesaria para franquear los desiertos que nos plantea la cultura de la contemporaneidad.
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